Mina Divina









(JUAN MANUEL MORENO B. 01/02/ 2014)

Una mesa de diseñador, el  Mediterráneo, un vermouth con sus aceitunas. Todo sigue igual, como en los 60, en Nápoles, Positano en la era del romance, la boína, "il fazzoletto", donde va la aristocracia, el "jet set" de la época, y la diva. Una diva puede ser diva por siempre, puede ser símbolo, puede ser leyenda. Estos días en busca de la "ragazza" bionda, de ojos miel que me conquistó en el baile, encontré quien para mí es la diva así, legendaria, sin tiempo, "highlander", un nivel más arriba de Sofia Loren, Claudia Cardinale, Raffaela Carrá, "el equipo del pueblo", la lista de todos los tiempos de las princesas de la tele. Mina no tiene 20, se une a la "nueva ola", del nuevo ritmo del "rock and roll" traído de Tennessee, América. Sin ganar un "reality", o sin unirse a la discográfica más famosa, con su banda, su estilo "indie", mochilero, estilo Oasis, el "indio" Solari, vende todos los vinilos y la quieren en Sanremo y en todos los "varieties" de la tele. Mina después es censurada, marginada, huye a Lugano, pide la nacionalidad suiza, se aparta del escenario, no se sabe de Mina, y así y todo, aún vende todos los vinilos, la quieren en Sanremo en todos los "varieties" de la tele. Mina es linda, exótica, sabe andar sola más que todas, tiene carácter, es un auténtica latina, la que todos quieren que esté en las novelas y películas más taquilleras. Me recuerda  un tiempo menos largo atrás a Tatiana, y su concepto independiente, liberado, sentimental en su música antes de ser la Reina de los Niños, prefiriendo el "acapella" antes que el "playback". Mina vive en la tele, en la colección de Zucchero, en el tocadiscos del señor italiano nostálgico, y del joven que le gusta lo extranjero. Vive en el blog del cantautor, del de la estación de radio, en su santuario en la red con las estrellas de Patolandia, o en cualquier museo haciendo un dúo con Adriano Celentano. Por ahora solo encontré la diva. Para mí la verdadera diva, divina.





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