Murray, de verdad, no tenemos suficiente



(* ESCRITO POR: JUAN MANUEL MORENO BELTRAN *)

Mi amigo irlandés Murray vino de paseo, nos vimos, me dijo "Te gustan los clásicos, el trébol, el verde como en la plaza de Córdoba, vamos a Celtic Park". Me convidó la boleta, snacks, "Scottish Ale", nos sentamos con la parroquia irlandesa y cantamos todos "You'll never walk alone" Pero mi momento favorito fue cantar con todos los clásicos de Depeche Mode. Hace nada que el Celtic jugó un partido con el Barsa por la Champions y hace poco que la afición céltica adoptó el "I Just Can't get Enough" para apoyar al equipo, y en nada, en un suspiro pegó al momento para todos. Pero igual aunque no fuera así, ser parte de la ola al ritmo de Depeche Mode me hizo sentir otra vez como en las mejores galas en San Mamés viendo al Athletic,o en Fuorigrotta a la Napoli, o sentándome con cualqier afición del fútbol grande de la Argentina entre papeles, cubriendo el cielo y el potrero de ecos, acordes, fiesta, "carnaval toda la vida", o en el colegio en centro literario, o en el teatro con los muchachos, la pandilla cubriendo a Vega o a las monachas en algún show en vivo el viernes o el domingo. O en aquellas noches al principio de la primavera, viendo a la chica de la boína francesa, a la de la "txapela" de "txapeldun", la azafata, la "cheerlader", que nos quedamos hasta la madrugada cantando los clásicos de Frank Sinatra, de la fiesta de grado, nos la quisimos comer a besitos entre todos, y no tuvimos suficiente. La identidad y los valores del Celtic de Glasgow es una historia infitia que no cabe en la biblioteca del colegio, yo me quedo solo con la canción de Depeche Mode, eso que contagia, los recuerdos, volver a la fiesta, a la final de Europa, a Buenos Aires, al centro tanguero, o al Monumental, o a Celtic Park y festejar como loco un gol ante los Rangers, o ante el Barsa. Mi amigo vuelve a Bilbao en enero, vamos a ver a los leones vascos, y más al sur a recorrer Córdoba, la plaza, ver las flores, y recordar los días y noches de fiesta. Esto de los equipos de fútbol o de beisbol de adoptar clásicos me fascina. Todavía me siento en esa primavera viendo a la niña en minifalda, y después cantar entre todos una canción famosa de Frank Sinatra o de un grupo inmortal adoptada por todos.








Comentarios

  1. Hola, gracias, Juan Manuel Moreno. Hacía tiempo que se extrañaban tus colaboraciones. :)

    Es interesante como una popular canción toma otros matices, más comerciales, por decirlo así. No es la primera vez que sucede, a veces uno relaciona más una canción con un comercial que con el verdadero mensaje que querían reflejar. Eso sucedió en una clase cuando pusieron una canción de los Rolling Stones y de inmediato, los estudiantes la relacionaron con el comercial de Microsoft :)

    Yo también prefiero la versión original. Estaba confundido si la cantaba The Cure ó Depeche Mode, pero, gracias a tí, me entero que cantaba Depeche Mode. De todos modos, la versión de los niños está simpática y demuestra como la influencia de una canción en las nuevas generaciones.

    Recuerdo que vi una entrevista a un rockero negro de los años 1950s cuando le preguntaron su opinión de las versiones que hacen artistas blancos de sus temas... al principio, él estaba muy ofendido con la propuesta, pero, a través del tiempo, él comprendió que esas versiones lograron que su música trascienda a otros mercados y culturas.. y por eso, ahora las aplaude.

    Al menos, los fanáticos del Celtic Glasgow nunca se olvidarán de aquella canción de Depeche Mode. :)

    Gracias por el "post". Este tema da para muchas reflexiones y otros ejemplos. :)

    Saludos,

    Renzo

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